domingo, 2 de mayo de 2021

El sexenio de investigación y la usura universitaria

En la UPV se salta el principio de presunción de inocencia del profesorado y bajo coartada de los jetas, que, afortunadamente, son minoría, se les utiliza como escusa para oprimir a todo el profesorado. Es el eliterrectorado y toda la deep university. Un leviatán monstruoso construido con el fin de mantener a los profesores épsilon (asociados y becarios), gammas (32c sean contratados o funcionarios) y a los betas (24c) bajo control de los alfas (<<16c), si me permiten el símil huxleyano para generar una universidad feliz en el que los de siempre mantienen sus privilegios.

En ese sentido, la institución, que siempre se ha caracterizado por su cicatería, practica la usura con sus propios profesores no como excepción sino como forma de ser y estar en el mundo, como parte de su ADN y naturaleza. 

La universidad nunca paga por adelantado, sino que siempre paga a posteriori. Así, si solicitas un sexenio de investigación este año, normalmente te comunican que lo has superado en julio del año siguiente, cuando ya se ha asignado la docencia del curso siguiente.

De acuerdo con los informes de la ANECA, la cantidad de sexenios evaluados en la convocatoria de 2019, fueron 8.208 solicitudes. El 95,69% del total de tramos presentados por los funcionarios de carrera de los cuerpos docentes universitarios y de las escalas de Profesores de Investigación, Investigadores Científicos y Científicos Titulares de los OPIs (convocatoria ordinaria) fueron evaluados positivamente, siendo el porcentaje ligeramente inferior (89,94 %) en el caso de profesores con contrato permanente. 

Teniendo en cuenta las últimas estadísticas publicadas en la página de transparencia de la UPV, 2780 profesores forman la plantilla de la UPV, de los cuales hay 664 profesores asociados, 82 ayudantes doctor, 193 titulares de escuela universitaria, 33 CEU, 5 profesores ayudante, 53 profesores colaboradores, 11 eméritos y 2 profesores visitantes, haciendo un total de 1043 profesores que no han pedido todavía un sexenio de investigación y no lo van a pedir probablemente en el futuro porque ya han tirado la toalla,  porque no tienen posibilidad de hacerlo o porque antes tendrán que cambiar de categoría profesional para pedirlos o sencillamente porque si lo pidieran, no tendría efectos en las horas docentes que tendrían que dedicar según su contrato. 

Esto hace que realmente sólo pueda pedir sexenios de investigación 1737 profesores, es decir, menos de dos tercios del total de profesores. En ellos, se encuentran 245 contratados y 477 son CU y 1015 TU que han recibido algún sexenio en el pasado y, por lo tanto, están en disposición de volver a pedirlos y serles concedido. 

Si cada 6 años se tiene que renovar el sexenio, eso significa que entre CU y TU (1492), se presentan de media unos 249 sexenios al año, de los cuales sólo el 4.3% no se concederá. Es decir, que sólo entre 10 y 11 personas al año perderán el sexenio de entre el personal funcionario.

Haciendo las mismas cuentas con el personal contratado sexeniable, de los 245 contratados, se solicitarán al año no más de 40 solicitudes, de las cuales una, o tal vez dos, se pierdan. Es decir, que estamos hablando de un MÁXIMO total anual para TODA LA UNIVERSIDAD, de 13 sexenios solicitados y no concedidos.

Si tenemos en cuenta que una vez perdido el sexenio, no se puede volver a solicitar de nuevo hasta transcurridos tres años, eso significa que habrán unos 40 sexenios concedidos y no aplicados en TODA la universidad, lo cual representa un total del 1.4% de todos los profesores.

Francamente, es LAMENTABLE Y MUY TRISTE que una universidad como la UPV no sea capaz de confiar en sus profesores y asignarles el sexenio por adelantado asumiendo y confiando en la INMENSA mayoría alcanzará sus objetivos por un exiguo 1% del total del profesorado que no lo hará.

Con lo fácil que sería que la universidad marcara a aquellos profesores que no han conseguido el sexenio indicándoles que les debe un año de reducción docente y se lo apuntara en su cuenta para que en la siguiente demanda de sexenio, no se le concediera a ese profesor en concreto la reducción por anticipado por haber disfrutado ya de una. Si el profesor deudor consigue el sexenio, la reducción anterior queda cobrada por no haber disfrutado de esta, aunque se le cuente como tal y si no lo consigue de nuevo, seguiría deudor hasta que consiguiera de nuevo el sexenio.

Lo que más duele de este trato es la presunción de culpabilidad y recelo con el que se nos trata en nuestra propia institución. Luego se quejan de la falta de afecto del profesorado. No me extraña.



lunes, 26 de abril de 2021

El antiguo régimen se perpetua. La carne de aula seguirá siéndolo

En una economía de la escasez, tal y como la definía Lawrence Lessig consiste en delimitar claramente el acceso a la tecnología que genera un bien o servicio para que no pueda ser accesible a todos de forma abundante y generar, de forma artificial el conflicto y el aumento de precio del bien o servicio.

En estas estamos en la universidad. La política decide invertir más en otros campos que en el educativo, generando distorsiones que redundan en injusticias para todos. En efecto, la tendencia al estrangulamiento y asfixia económica de estos años pasados de la enseñanza y en concreto de la universidad, se agudiza por el gasto extraordinario del CoViD. Es lo que tiene haber estado tantos años lucrándonos de un incremento en la eficiencia a costa de un deterioro brutal de resiliencia.

La traslación de esta decisión al profesorado universitario consiste en generar un embudo en el cual, cuando un profesor tiene un traspiés investigador, su tropiezo lo lleva al ostracismo docente castigándole con una carga lectiva de tal calado, que ya nunca dejará el hoyo en el que ha caído. Son los 32 créditos que te transforman en una mano de obra esclava de la galera docente de la cual ya nunca podrás salir si no es con ayuda externa.

En estos momentos, asistimos a las patéticas demostraciones de nuestros postulantes a rectores de la universidad intentando cuadrar un círculo que de antemano, todos sabemos que no puede cuadrarse porque faltan metros de líneas para poder hacerlo, Ortiz, Capilla y Barat.

Asistimos a sus brindis al sol. Se llenan la boca seduciendo a los remeros de galera prometiéndoles salir a 24 créditos, pero omitiendo la letra pequeña y el coste de hacerlo. Así, tenemos a Barat que no va a bajar nada que no le paguen desde el gobierno central y si no hay compensación externa a la UPV, eso significa que no se va a implementar en la práctica. No así Capilla u Ortiz con propuestas de limitación a 24c a todo el profesorado y con la asignación de 18c máximo a profesores de más de 60 años.

No obstante, como dicen los ingenieros, "the devil is in the details".

A grosso modo, un profesor contratado cuesta unos 30.000€ al año. Si se le obliga a impartir 32c anuales, eso sale a unos 1000 euros/crédito. Eso significa que el complemento retributivo por productividad de final de año, de media debería bajar unos 1000€ por profesor, esté a 16c, a 24c o a 32c para que fueran todos a los profesores que están a 32c para poder bajarles a 24c y poder tener opciones de investigar o transferir conocimiento a la sociedad y poder ser merecedores de sexenios que les permitan bajar a los ansiados 16c.

La política podría hacer bajar el complemento proporcionalmente, de forma que los catedráticos y demás sufrieran bajadas más intensas en sus complementos para pagar a los pobres compañeros de departamento atosigados. Pero como los que ponen las normas son ellos, ya se sabe a quienes se les aplicará más la rebaja tanto en valor absoluto como en valor proporcional.

Es decir, que si quieres bajar de 32 a 24c, teniendo en cuenta que el 25% de los profesores están a 32c, eso significa que se necesitan sacar los recursos del profesorado del orden de 2c por profesor, de media. Eso significa unos 2000€ de media del complemento de productividad a cada uno de los profesores, tengan sexenio activo o no.

Quitando 1000 más a cada uno, habría para cubrir bajas sobrevenidas y holguras.

Ya le podéis dar las vueltas que queráis, pero si el 86% del presupuesto de la UPV se va en nóminas.... no hay de donde rascar más, salvo que venga una financiación extra del ministerio en forma de sexenio docente que conceda la UPV a todos para bajarnos a todos la carga.

Me imagino que el ministerio, oliéndose el fraude de ley, dará un cupo a cada universidad, generando de nuevo una economía de la escasez para forzar a las universidades a repartirlo entre sus "mejores". Eso no quiere decir que quien no lo reciba no sea bueno. Simplemente es que no habrá para todos de forma deliberada. Obviamente, la formación de doctorandos entrará dentro del "criterio" de formación y excelencia educadora porque, como todo el mundo sabe, hay mucha más excelencia en formar a un doctor que en desbravar a un analfabeto funcional de primero. Así que todos los cátedros que no pudieron colar a los múltiples doctorandos en el sexenio de transferencia, los colarán en el docente y nos dejarán de nuevo a la carne de aula fuera del reparto de un pastel exquisito digno sólo de sus finísimos paladares. No os hagáis ilusiones.