jueves, 23 de abril de 2020

Sodomizado (otra vez)


Preliminar

Escribo este post desde el desánimo por no emplear otro epíteto más visceral. La CNEAI me ha vuelto a sodomizar. Me ha negado el sexenio de transferencia. Me siento mal y con una sensación de rabia contenida que se suma a la situación de confinamiento y stress al que estamos siendo sometidos todo el sistema educativo.
Un jarro de agua fría que llega en el peor momento del confinamiento. Cuando pienso en la semana entera que tuve que tirar por la borda buscando en el C.V. qué posibles méritos podía aportar para ser agraciado por sus señorías. Dándole vueltas por un lado, por el otro,... pensando en los pros, las posibles pegas que me podrían haber puesto,... Hubo un momento en el que estuve a punto de tirar la toalla. No habían criterios claros, era la primera vez, no se sabía a qué atenerse,... todo era confuso y caótico.
Pero me negaba a pensar que tras una vida entera de trabajo en la universidad no hubiera transferido conocimiento al entorno en el que trabajo. Finalmente me animé y me puse a preparar argumentaciones, buscar evidencias, justificantes, resultados,... muchas de esas aportaciones ni siquierea estaban oficialmente registradas. ¿Quién se iba a pensar que el ministerio iba a sacar algo así?
Después de una semana entera en la que no pude hacer nada de investigación ni docencia, tras pegarme con una aplicación en línea que colapsada,... Se pudo entregar.
Después vinieron rectificaciones, falta de documentación, búsqueda de más papeles, nuevas justificaciones. Hasta dos rectificaciones tuve que hacer. Cada una de ellas me llevó al menos dos días de mareos. Sumándolo todo, este proceso me ha llevado más de dos semanas de trabajos entre unas cosas y otras.
Después vinieron los retrasos, no se podía tener la documentación en julio del año siguiente por la ingente avalancha de peticiones, retrasos hasta final de año, sóplo se comunica resultados a algunos, vuelta a esperar y por fin, casi año y medio después, DENEGADO.

Sensaciones

Lo peor no es que me lo hayan denegado, es decir, que me aumenten magramente el complemento de productividad, sino que las esperanzas de poder reducir la ingente carga docente y su  correspondiente carga burocrática, cada vez mayor, han quedado fulminadas de golpe.
Pero lo peor ha sido el año y medio de esperanzas truncadas de un bofetón. La sensación humillante de que toda una vida educando a alumnos, realizando colaboraciones con empresas, viendo cómo tus becarios o alumnos se los iban llevando las empresas o por falta de medios, acababan teniendo que abandonar su formación para irse a trabajar,... convenios,... no ha sido suficiente para la comisión que no sólo no ha visto suficiente los méritos, sino que además, la calificación otorgada deja bien claro que no sólo no vale la pena hacer alegaciones para ver si llego al mínimo, sino que además, visto lo visto; me jubilaré antes de que pudiera conseguir los méritos suficientes como para poder optar a un sexenio de transferencia. Y mientras tanto, a coste cero, habré expuesto mis datos al ministerio para que afine su criterio de evaluación empleando minería de datos. El negocio es redondo.
En fin, uns amarga sensación de haber perdido un tiempo y unas esperanzas preciosas que podría haber dedicado a ver como las olas del mar mecían la blanca arena de la playa mediterránea. Creo que la alternativa playera hubiera sido enormemente más productiva que la solicitud del sexenio. 
Una vez más, veo cómo al final, al igual que pasa con los sexenios de investigación; se trata de poner un agujero muy pequeño y muy alto, de forma que sólo el que tenga méritos muy delgados y mayores de una determinada altura puede pasar, despreciándose ABSOLUTAMENTE cualquier otro mérito que no pase por el agujero aunque sean muchísimos y hayan costado toda una vida conseguirlos. No vaya a ser que grano a grano de polvo, al final se acumule la libra de carne que pide el ministerio.

¿Qué significa el que no te hayan dado el reconocimiento?

A eso, se suma la edad, cada vez mayor, que hace que esa carga sea cada vez más costosa de llevar.
No es sólo eso, sino que la carga docente que llevaban todos los compañeros del departamento a los que les han dado el sexenio de transferencia (merecidísimo) ahora tendrá que ser repartida entre el resto de miembros que no hayamos podido conseguirlo, porque no se va a contratar a nadie más para hacerse cargo de ese incremento de carga. Es más, si fuera posible, se rescindirían contratos.

Cuando en esta primera convocatoria se ha evaluado el trabajo de toda una vida de transferencia de conocimiento y tan sólo el 40% escaso de gente ha sido evaluado positivamente, eso significa que eliminados los agraciados, en la siguiente convocatoria, sólo se presentarán aquellos que estuvieron a punto de entrar y no lo consiguieron y el reso de los sobrados que no obtuvo suficiente.
De todos los docenes universitarios, los 100.000 hijos de S. Luís, sólo 16000 osados se atrevieron a pensar que habían hecho realmente transferencia a la sociedad de diversas maneras y por lo tanto, eran merecedores de recibir el reconocimiento. Siendo la primera vez y evaluando toda una vida de transferencia, tendrían que haber dado el 90% de las solicitudes, sabiendo que en las siguientes convocatorias sería mucho más bajo el porcentaje de admitidos dado que la cantidad de años puestos sobre la mesa iban a ser mucho menores. Pero si poniendo todos los méritos de toda una vida, sólo se han reconocido menos de la mitad de los presentados, de repente ya sabemos que, como de costumbre, todo era un postureo para aparentar un apoyo que acaba resultando en inexistente. ¿Cómo vamos a poder obtener los méritos suficientes en los próximos 6 años para obtener el siguiente reconocimiento si con todos los méritos de una vida ha sido insuficiente?

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