lunes, 26 de noviembre de 2018

Coste cero (I). Arranque de asignaturas nuevas


Hay muchas formas de incrementar la "productividad" del profesorado, por usar un término eufemístico. A continuación voy a describir alguna triquiñuelas que gasta la picaresca gerencial de las universidades con el fin de hacer lo mismo que hacían antes pero
  1. Con el mismo o menos profesorado que antes
  2. Sin aumentarles el salario como consecuencia del aumento del trabajo
Es lo que se llama "a coste cero". Es decir, que el coste de la medida se repercute en el profesor mientras que a la universidad le cuesta cero euros.

Arranque de asignaturas nuevas

Como todo el mundo que se dedica a la docencia DE VERDAD sabe, montar una asignatura nueva, que nunca se ha impartido previamente, tiene un coste REAL que suele oscilar entre el doble y el triple del coste de impartir la misma asignatura cuando ya lleva impartiéndose varios años.
Una asignatura asentada presenta, tanto la metodología como el contenido estabilizado, asentado y adaptado a las características de la titulación y alumnado específico de la escuela en la que se imparte.
Es decir, que la carga de una asignatura que se mide en créditos, debería contar como el doble o el triple de su asignación real el primer año que se pone en marcha. Es decir, que, aunque el profesor tenga asignados tres créditos en una asignatura el primer año, le deberían contar entre seis y nueve, dependiendo de varios parámetros como la cantidad de profesores que imparten la asignatura o el nivel de la misma.
Es el principio de inercia de Newton. El coeficiente de rozamiento estático (lo que cuesta montar una asignatura) es siempre más alto que el dinámico (seguir dándola cuando ya lleva al menos en marcha tres o cuatro años).

En buena lógica, un foráneo de la universidad, que desconoce el funcionamiento interno REAL, podría pensar ingenuamente que, para poner en marcha una asignatura de 6c (seis créditos) el curso que viene,
  1. Se le asignarían al profesor encargado de su puesta en marcha, un total de 12 créditos este año con el fin de que pudiera ir preparándola a conciencia de cara a arrancar en condiciones el curso próximo. Téngase en cuenta que hay que
    1. Leerse muchos libros que hablen del tema, ver bibliografía y contenidos de asignaturas parecidas que se estén planteando en otras universidades (normalmente mejores que la propia), ajustar a la realidad local, a las necesidades de la carrera en la que se implanta, ver cómo casan con lo planes de estudio,...
    2. Plantear actividades en clase, metodologías de trabajo, prácticas, exámenes, preguntas,...
    3. Potencialmente incluso alguna publicación docente si el tema es muy avanzado o específico y no encuentra el contenido adecuado a la asignatura
    4. Preparar material docente como transparencias, contenidos web,...
    5. Hablar con otros profesores de la carrera para ver qué contenidos se pueden incluir y cuales no porque no proceden o porque ya se han impartido previamente,...
  2. Que tras la experiencia de la implantación de la asignatura en el primer año, hay que remodelar contenidos que eran demasiado elevados o complicados para el nivel del alumnado o que no tenían utilidad para su formación, cambiar metodologías que no han funcionado, reformular temas,... Esto puede llevar un coste del orden de un 50% más de trabajo que en una asignatura ya madura.
  3. Al tercer año, se suele hacer algún ajuste menor, pero más importante que los que se suelen hacer cuando la asignatura está madura. Eso significa que al menos, el coste de ajuste debería ser un 25% del coste de la asignatura; siendo a partir del cuarto año un coste ya constante.

Pues no. La realidad es que en junio de este curso, se te asignan los créditos de la nueva asignatura y con una repercusión en tu coste idéntica a si esa asignatura llevara cinco años impartiéndose. De ahí que el coste oculto para el profesorado de arrancar una nueva asignatura, a lo largo de los tres primero años de vida de la misma, repercuta entre tres y cuatro veces el coste real de impartirla.
Esta es la razón por la que
  1. Nadie quiere hacerse cargo de las nuevas asignaturas.
  2. Si te haces cargo de una asignatura nueva, "te la quedas" como tierra conquistada y nadie osa "quitártela"
  3. Cuesta mucho desprenderse de ellas por el coste de amortización que conlleva
  4. Es un factor de estrés y desasosiego entre el profesorado pertenecer a los nuevos planes de estudios
  5. Se tiende a cambiar el nombre de la nueva asignatura pero no su contenido ni metodología que se intenta rellenar con los contenidos ya existentes de otras asignaturas que ya existieran en los planes de estudios obsoletos.
  6. La práctica se consiente desde la dirección de las escuelas y la universidad como mal menor originado por su racanería. 
  7. El coste de montaje, que es REAL y no figurado, se tiene que extraer durante el curso de implantación, de la dedicación a la investigación y a costa de mermar la dedicación a otras asignaturas y por lo tanto, de su calidad docente: menos preparación de las clases, exámenes de test, menos correcciones y de peor calidad por las prisas,...
  8. Se suele endorsar la creación de la asignatura a profesores nóveles, sin experiencia, asociados, recién llegados que se "comen el marrón" para, una vez ya montada la misma, pasársela al titular advenedizo y parásito que la vampiriza.
Es el enorme coste de montaje de la asignatura junto con el nulo reconocimiento por parte de la universidad lo que encanalla el sistema de montaje de nuevas asignaturas y nuevos planes de estudios.

miércoles, 21 de noviembre de 2018

Ideología de Género en la UPV (II)

El PROTOCOLO DE ATENCIÓN A LA IDENTIDAD Y EXPRESIÓN DE GÉNERO DE LA UNIVERSITAT POLITÈCNICA DE VALÈNCIA que apareció en el Boletín Oficial de la UPV nº 113 el pasado 26 de abril de 2018, no es más que la transcripción de la LEY 8/2017, de 7 de abril, de la Generalitat, integral del reconocimiento del derecho a la identidad y a la expresión de género en la Comunitat Valenciana, tal y como se indica en su primera página. De hecho se limita a cumplir el mandato de su artículo 25 en el que dice expresamente que "Las universidades adaptarán el protocolo educativo al que hace referencia el artículo 22, para atender al alumnado trans, incluyendo medidas de seguimiento y de coordinación con los centros de acceso."

Esta ley, no es sino una copia de todas las anteriores que se han ido aprobando paulatinamente de forma sibilina en el resto de comunidades autónomas; especialmente las gobernadas por el PP. Así, se puede observar en Galicia (Feijó), Extremadura o Madrid (Cifuentes) que han tenido que presumir de lo que les acusaban que carecían: sensibilidad de género.

Así que todo lo que este reglamento desarrolla no es sino un paradigma de lo que tarde o temprano nos afectará a todos de una manera directa o indirecta.

En su artículo 1, se presenta el objetivo del reglamento. En él se dice que  "...garantizar el derecho de autodeterminación de las personas que manifiesten una identidad de género sentida diferente a la asignada en el momento del nacimiento..."

Desconocíamos que hubieran en los hospitales "Asignadores de identidad género" que les pusieran la etiqueta a los recién nacidos en el momento del nacimiento. Yo pensaba que el sexo era genético.

Se sobreentiende que la Autodeterminación a la que se hace referencia es la personal, que en el área de psicología, se refiere a la capacidad que tiene una persona para decidir por sí misma aquello que le concierne. Es decir, el poder de tomar las decisiones y determinar cada persona el propósito de su vida de acuerdo con su voluntad. Esto implica no sólo un sentido de la libertad propia, sino de la responsabilidad ante las decisiones que toma y que le ayudan a crecer como persona.

Por lo que se ve, la autodeterminación es fundamentalmente un proceso mental interno. Es la capacidad de decisión que se adapta a las circunstancias externas que son las que ofrecen las opciones. Es el individuo el que decide qué hacer frente a lo que puede hacer.

Por lo visto, las personas trans, de acuerdo con lo indicado en el primer artículo del reglamento son individuos de segunda clase o disminuidos mentales (recuérdese que la autodeterminación es un proceso fundamentalmente mental) que necesitan de una ley externa que les permita "garantizar su derecho de determinación", cosa que con los hetero, con los chinos, con los estudiantes erasmus o con los jubilados, no parece ser necesaria esta reglamentación.

Ciertamente, si yo fuera un individuo no hetero, este ley y este reglamento, en los términos en los que se está expresado, ya sólo el primer artículo, me parecerían del todo punto humillantes, paternalistas (patriarcales en neolengua) e infantilizantes.

De hecho, no existe un "protocolo de atención a la identidad y expresión madridista de la universitat politècnica de valència" específico para garantizar el derecho de autodeterminación de los estudiantes y personal interno madridista. No digamos de los valencianistas o culés que también pueden ver mermados sus derechos o incluso ser insultados por sus inclinaciones futbolísticas. O qué decir de los valencianos madridistas cuya identidad futbolística sentida es diferente de la asignada, fundamentalmente por su padre, en el momento de su nacimiento.

Tampoco existe un "protocolo de atención a la identidad y expresión de los jubilados de la universitat politècnica de valència" específico para garantizar el derecho de autodeterminación de los estudiantes y personal interno jubilado. Ni tampoco existe un "protocolo de atención a la identidad y expresión heterosexual de la universitat politècnica de valència" específico para garantizar el derecho de autodeterminación de los estudiantes y personal interno heterosexual, o un "protocolo de atención a la identidad y expresión extranjera de la universitat politècnica de valència" específico para garantizar el derecho de autodeterminación de los estudiantes y personal interno cuya nacionalidad no sea la española, o un "protocolo de atención a la identidad y expresión de madres solteras " que garantice el derecho de autodeterminación de los estudiantes y personal interno que sean madres de familia y no casadas. Y lo mismo para padres solteros, o taurinos, o antitaurinos, o animalistas, o efebofílicos, o...

Y así podríamos estar llenando hojas de este blog indicando todos los "colectivos" cuya autodeterminación no está contemplada ni defendida por ningún protocolo específico y explícito.

lunes, 19 de noviembre de 2018

Ideología de Género en la UPV (I)

Con esta serie, voy a analizar las implicaciones de la Ideología de Género (I.G.) en la Universidad Politécnica de Valencia, que es la que más conozco, aunque lo que aquí se comente, será totalmente extrapolable al resto del sistema universitario. Incluso para algunas universidades, como la de Alicante, es motivo de orgullo y sacan pecho con ello.

Para todos aquellos que pensaban que esto de la I.G. eran elucubraciones mentales y que no tendrían consecuencias prácticas en nuestras vidas en concreto, que sepan que ya han llegado a su vida y en concreto, la vida de sus hijos e hijas cuando estudien en nuestra univesidad.

Todo lo que se comente en estas páginas es rigurosamente cierto y cualquier parecido con la fantasía es pura coincidencia. Todas estas afirmaciones están basadas en el PROTOCOLO DE ATENCIÓN A LA IDENTIDAD Y EXPRESIÓN DE GÉNERO DE LA UNIVERSITAT POLITÈCNICA DE VALÈNCIA que apareció en el Boletín Oficial de la UPV nº 113 el pasado 26 de abril de 2018 y que ha tenido NULA repercusión en prensa. Salvo una nota de prensa escondida en la web de ABC o de la Vanguardia, poco ha trascendido a la población en general.

La intención informativa ha sido simplemente reincidir en topicazos de inclusión, normalización, visibilización,... en una correctísima jerga NWO pero cuya realidad iremos analizando en futuras jugosas entregas en las que aterrizaremos las implicaciones que tiene esta normativa desde el punto de vista práctico en el día a día de tus hijos cuando estudien en nuestra universidad o en el personal universitario.

martes, 6 de noviembre de 2018

Fariseos universitarios

O de cómo hacer que se cree en la innovación tecnológica y la investigación mientras te la cargas.

El presupuesto en investigación presupuestada llegó a su pico en el año 2009 con un total de 8405 millones de euros siendo actualmente de 4635 millones. Es decir, al mismo nivel que la inversión en ciencia del año 2005. En 2017, el total de inversión en ciencia es el 54% del que se hacía 8 años antes, antes de la crisis.

Pero lo peor no es sólo el recorte en I+D, sino que el total de ese dinero que finalmente se llega a gastar ha pasado de ser del 95% en los años anteriores a 2006 a un eximio 30%. Es decir, una caida real de inversión cercana al 80%.

El IPC acumulado desde 2009 es del 11.86%. Por lo tanto, aplicando la inflación acumulada, los investigadores públicos españoles, están tratando de investigar con no llega al 18% del presupuesto de 2009.

Luego se queja el Sr. Ministro de que no exista ninguna univesidad española entre las 100 primeras del ranking de Shangai.

De acuerdo con el ranking de Shangai, la universidad nº 100 es "The University of Texas M. D. Anderson Cancer Center" cuyo presupuesto del 2018, es de 4.363.969.247$
Mientras tanto, el presupuesto combinado de TODAS las universidades públicas valencianas, no llega a los 670 millones de euros.

Esta es nuestra realidad.

domingo, 4 de noviembre de 2018

7 años más de vacas flacas

De acuerdo con el informe de la aplicación de esta normativa en 2019 en la UPV, se puede comprobar en la página 5, que el total de profesores colaboradores doctores son 300, colaboradores no doctores, 60 y 50 ayudantes doctores. Total, unos 420 profesores considerando algún ajudante no doctor y asociado que tarde o temprano pudiera acabar de obtener un doctorado y estar en condiciones de obtener la acreditación para la figura de T.U. Si a los 2600 profesores que hay en la UPV se le restan los todavía 700 asociados, queda una plantilla fija de unos 1900 profesores.
Asumiendo que la plantilla se renueva completamente cada 35 años, caso típico de un profesor que se estabiliza a los 30 y acaba jubilándose a los 65, eso repercute en una tasa de jubilación media de un 3% anual. El 3% de 1900 profesores arroja una cantidad media de jubilaciones anuales de unos 60 profesores. Eso significa que con los 420 profesores que están en cola de espera para poder optar a una plaza de T.U., la UPV tiene para 7 años de sustitución vegetativa del profesorado que se vaya jubilando sin necesidad de contratar a más profesorado e ir reduciendo la plantilla mediante el ERE universitario vía jubilaciones. Al final de todo el proceso, quedaría un total de 1500 profesores contratados pero con menos sexenios y quinquenios y por lo tanto, con menor sueldo. De paso, se habrían eliminado 420 plazas de profesor ayudante y contratados. El negocio es redondo.
El efecto colateral es que la carga docente por profesor universitario habría aumentado más de una cuarta parte. Es decir, que hay margen de sobra para seguir apretando hasta la extenuación al profesorado hasta convertirlo en una máquina de triturar créditos.
Ahora bien, esto trae un efecto colateral importante:
  1. Incremento de síndrome del profesor quemado que generará poca implicación y mucha desafección generalizada del profesorado con la universidad.
  2. Huida masiva del profesorado que estando a 32 créditos y perteneciendo a las clases pasivas, puede jubilarse a los 60 años. Su jubilación anticipada dejará huecos de 32 créditos REALES, incrementando la carga docente dejada al resto de compañeros y acelerando la tasa de jubilaciones por encima de las que se realizarían en condiciones normales. 
  3. Los profesores que tienen poca carga docente por méritos propios, verán también incrementada la cantidad de docencia a impartir dada la incapacidad de los profesores más cargados de asumir más carga, llegando al final de periodo de compresión a tener que realizar tanta docencia como puedan impartir potencialmente con independencia de su dedicación investigadora, que también se verá resentida por el aumento de la carga docente, lo cual justificará la asignación de menos recursos y la espiral de la decadencia, también les alcanzará a ellos aunque algo más tarde y en menor medida.

miércoles, 24 de octubre de 2018

Aplicación de la NOA en la UPV en 2019

En la UPV, la NOA reconoció casi 13.000 créditos por arriba del decreto Wert, distorsionando de facto su espíritu.
414 personas acumularon más de la mitad del reconocimiento, mientras 242 no obtuvieron ninguno.
La preferencia que la NOA otorga a los reconocimientos por gestión, junto al impacto de la saturación de los departamentos, provocaron que cerca del 40% de los reconocimientos por méritos docentes, y el 84% de los de investigación acabaran en manos de profesores cuyos méritos docentes o investigadores no se los otorgaban. Obviamente se dedicaron a gestión de la universidad.
Este tipo de actividades no está lo suficientemente reconocidos en el decreto Wert y por ello, distorsiona la realidad universitaria.
776 personas tenían reconocimiento por un cargo académico ese curso, 76 de las cuales, además, lo acumulan con reconocimiento por cargo en cursos pasados. Más de 500 créditos se reconocieron por cargos que ya no se desempeñaban. El resto por asistencia a comisiones. De las 124 personas a las que correspondía impartir solo 5,5 créditos, solo 3 no tenían un cargo académico, y 19 no tenían un sexenio vivo.
La NOA está pensada para recompensar las tareas de gestión, sacrificando los méritos docentes e investigadores.

Podéis ver el informe de la aplicación de esta normativa en 2019 en la UPV con más detalle. Está en catalán. Mis disculpas a los castellano hablantes. Lo han elaborado los del sindicato STEPV.

viernes, 19 de octubre de 2018

El amo bueno

Si se observa la evolución del gasto en las universidades valencianas en los últimos 13 años, se observa que el pico de gasto fue en el año 2009 con un total de 815.6 millones de euros. Cifra que desciende a unos 800 en los dos siguientes años para pasar a 768 en 2012 y finalmente a unos 670 millones al año desde 2013.
Eso significa que desde 2013, respecto del presupuesto alcanzado en 2009, la Generalitat Valenciana, ha ido sisando a las universidades valencianas un total de 130 millones de euros anuales. Hasta la fecha, un total de 780 millones.
En diciembre de 2014, la Generalitat se hizo cargo de los 1000 millones de euros de deuda que arrastraban las universidades públicas, de forma que de un plumazo, las universidades quedaron saneadas y sin deudas, pero a cambio, se incrementaba en 1000 millones la deuda de la Generalitat. El pacto consistía en saldar dicha deuda desde 2015 hasta 2022. Siete años. En diciembre de 2017, el Consell había saldado ya un total de 418 millones de aquella deuda.

Hagamos algunos números. Desde enero de 2013 hasta enero de 2018, han pasado 5 años. A 130 millones de euro de sisa anual a las universidades, suman un total de 650 millones. El Consell ha saldado 418 millones. Por lo tanto, son las propias universidades las que se han pagado su deuda ellas solitas y además, han contribuido a pagar la deuda NO UNIVERSITARIA del consell en 232 millones anuales, es decir, además de pagarse su deuda, han pagado una mitad más de la deuda al Consell. Esto me recuerda la famosa frase de los empresaros alcoianos: "Aixó ho pague jo"

Si el Consell ha tardado 5 años en pagar el 40% de la deuda, eso significa que en los 5 siguientes años hasta diciembre de 2022, año pactado para acabar con la deuda histórica, sólo se habrá pagado otro 40% y todavían quedarán dos años y medio más para acabar de pagarla. Es decir, que hasta 2025 no se habrán podido pagar los 1000 millones de deuda oficialmente, si bien, habrán salido de nuestras costillas más de 1500 millones.

Y encima las universidades contentas de que el Consell vaya pagando su deuda histórica mientras languidecemos estoicamente. Es lo que tiene la crisis. Pedazo de visionario era Orwell.

El amo bueno.

miércoles, 17 de octubre de 2018

Sexenio: La unidad métrica nacional de la investigación y promoción

El sexenio es un reconocimiento que se le aplica a cualquier persona de la universidad que se dedique a la docencia o a la investigación (PDI). Básicamente se trata de un
  1. Un incentivo económico de unos 100€ al mes antes de impuestos por cada sexenio reconocido, esté o no activo.
  2. Una rebaja en la cantidad de créditos a impartir por el profesor que suele oscilar entre los 8 y los 16 créditos sobre un máximo de 32 que puede llegar a impartir un PDI. Ésto sólo ocurre mientras el último reconocimiento está activo. Activo significa que la última vez que reconocieron un sexenio a un PDI fue hace menos de seis años.
Una herramienta que en principio fue diseñada para fomentar la excelencia investigadora, se ha convertido de facto en una hoz cuya misión es segar docentes a la menor provocación. Su fin es el de proveer carne de aula a la que hundir en una docencia cada vez más asfixiante. El efecto colateral es el de destinar los cada vez más menguantes recursos en investigación a los grupos de investigación que vayan sobreviviendo a duras penas, al tiempo que se evita que los caidos en combate puedan levantar cabeza o recuperar su capacidad investigadora, que ya nunca vendrá. Veamos algunos ejemplos de cómo lo consigue:
  1. Para poder obtenerlo, sólo se permite presentar 5 publicaciones de investigación por PDI para ser evaluadas de cara a obtener un sexenio. Pero si el profesor tiene muchas más publicaciones, ¿eso no puede contar para obtener el reconocimiento?¿Acaso no trabajó denodadamente para obtenerlas?¿Acaso esas publicaciones extra no están validadas por revisiones dobles ciegas tanto las publicaciones en revistas de alto impacto como de menor?¿No suponen también un avance para la ciencia? Por otro lado, ¿Por qué cinco y no seis?¿Por qué no siete? Sencillamente porque si se valorara todo, entonces el reconocimiento tendría que ser mayor y no habría coartada para negar el reconocimiento al profesor y por lo tanto, aumentaría el gasto universitario.
  2. Los criterios para valorarlas se fijan arbitrariamente. Nadie sabe por qué se corta en una puntuación dada o por qué los criterios no pueden relajarse un poco más. Si se quiere valorar la ciencia española, ¿por qué tan poca valoración a los congresos españoles hechos en España por y para científicos españoles? De hecho, se tiene que recurrir a la picaresca de que para que se reconozcan un poco más en los sexenios, se admitan a portugueses e hispanoamericanos para poder aumentar su "valía" aún cuando el grueso de los asistentes seamos los mismos de siempre.
  3. Por otro lado, los criterios para valorar la valía de un congreso se hacen depender SIEMPRE de métricas extranjeras (principalmente norteamericanas) cuyos oscuros intereses no coinciden con los de los científicos no estado unidenses. Por ello, el acceso a esas publicaciones no sólo está cercenado por el uso no nativo de la lengua sino por el sesgo norteamericano de los dueños de las editoriales y de las empresas que miden el éxito de las mismas.
  4. Por otro lado, en su desvergüenza maniquea, la bestia penaliza a aquel que se atreve a pedir el sexenio justito. El evaluado se arriesga a perder la mitad de los seis años presentados, de forma que ya no pueden ser considerados para el siguiente tramo de tiempo a evaluar. ¿Acaso el hecho de no llegar al mínimo invalida su esfuerzo y valía? Es decir, que si un PDI se presenta al sexenio y lo pierde, de facto, en la mayoría de los casos, el PDI tiene que esperar al menos 3 años más a poder volver a solicitarlo, de forma que si al año siguiente tuviera una publicación que le permitiera obtenerlo de nuevo, debería esperar DOS años más para poder hacerlo, tirando por la borda todo el trabajo de esos años. ¿Cabe mayor desprecio por parte del ministerio al profesor?
  5. El Sexenio sólo se puede pedir a final de año. Es decir, que si se dispone de la publicación hábil para obtener el sexenio en febrero, hay que esperar hasta final del año natural para poder solicitarlo.
  6. Si el PDI tiene la mala suerte de poder obtener otra publicación puntuable en el mismo año, no se puede partir el año de cara a cerrar el periodo de evaluación. Tiene que ir siempre a años naturales completos. Por lo tanto, el PDI pierde la nueva publicación que tiene que añadir al periodo a evaluar sin posibilidad alguna de pasarla al siguiente.
  7. Por otro lado, el ministerio, hábilmente, no deja presentar los méritos hasta final del año natural, en diciembre y espera hasta el verano del año siguiente para comunicar el resultado de sus evaluaciones. De esta forma, en mayo, a los profesores que no disponían de sexenio activo se les asignará la docencia completa, sin la rebaja correspondiente por tener sexenio para el curso siguiente. Así, al profesor se le extraerá otro curso a docencia completa incluso aunque haya tenido una evaluación positiva. 
  8. La universidad, no obstante, cuando acaba el sexenio, mantiene un año más la reducción docente a la espera de que el profesor obtenga la evaluación positiva, incluso si al final no la hubiera obtenido. Con ello, se produce un desfase de un año en la aplicación de las reducciones docentes. No obstante, si el profesor se jubila mientras tanto o abandona la docencia, ese año se lo gana la universidad. Porque, al fin y al cabo, ha salido de las costillas del profesor anteriormente.
  9. No existe un paso gradual, desde la investgación a la docencia tras la pérdida del sexenio. Por ejemplo, si la pérdida de sexenio hace pasar al profesor de 16 créditos anuales a 32, el primer año de la pérdida del sexenio, se podría aumentar en 3 créditos la docencia universitaria del profesor. Esto sería una llamada de atención para que se pusiera las pilas e intentara ganarlo de nuevo, pero sin asfixiarlo. Si al segundo año no lo hubiera conseguido, se le añadirían otros 3 y así sucesivamente hasta que tuviera la docencia completa u obtuviera de nuevo el sexenio.
  10. ¿Qué pasa con un profesor que ha obtenido un 95% de la valoración positiva pero no ha llegado a obtener el sexenio completo? Que lo pierde todo y además se le penalizan tres años de su trabajo. ¿No podría optar el profesor a disfrutar del 95% de las rebajas del sexenio?

martes, 16 de octubre de 2018

Sexenio y jubilación

El Real Decreto Ley 14/2012 de 20 de abril determina el número de créditos ECTS que debe impartir un PDI funcionario a tiempo completo en función de si su último sexenio está vivo y del número de sexenios consecutivos.
La normativa especifica que la evaluación positiva de un sexenio tiene efectos retroactivos. Por ejemplo, si la evaluación positiva de un sexenio se comunica en junio de 2019, su efecto entra en vigor con efectos retroactivos desde el 1 de enero de 2019. Es decir, el efecto de la evaluación positiva debería aplicarse en el curso 2019/20.
Dado que las notificaciones de la aceptación o rechazo del sexenio llegan en junio, cuando la asignación de la docencia para el curso siguiente ya ha sido finalizada, ya no se puede ajustar dicha situación a la nueva situación y pospone la aplicación de la normativa legal al curso siguiente, es decir, que se aplica el efecto de la evaluación positiva en el curso 2020/21, en vez del curso 2019/20, contraviniendo la ley.
Como la mayoría de las veces los sexenios que se solicitan suelen ser evaluados positivamente, la cantidad de créditos de más asignados es considerable y el ahorro que eso significa para la universidad es considerable. Por eso lo hace.


Un ejemplo de la aplicación de esta normativa es que muchos PDIs que se jubilan con un sexenio vivo habrán dado hasta medio año más de docencia de la que le hubiera correspondido si se cumpliera la ley.
Póngase como ejemplo a dos PDIs, un Catedrático y un Titular. El primero tiene tres sexenios consecutivos y el segundo dos. Los dos solicitan un nuevo sexenio al finalizar 2018. Supongamos que a ambos se les concede el sexenio correspondiente. Atendiendo al Real Decreto antes mencionado, ambos PDI deberán impartir un máximo de 16 créditos ECTS el curso 2019/20. ¿Qué ocurrirá en la realidad? Se le asignará a cada uno una carga de 24 créditos (8 más de los debidos). Si ambos PDI cumplen 60 años en 2020, deciden jubilarse y no empezar el curso 2020/21, no habrán disfrutado de la reducción que les corresponde por ley durante un curso entero, lo que supone a ambos impartir un 50% más de docencia que ninguno de ellos recuperará ni por la que recibirán nada a cambio. Esto va a ocurrir en la mayoría de los casos, independientemente de la edad de jubilación, siempre que la persona que se jubile tenga un sexenio vivo.

lunes, 15 de octubre de 2018

El Sexenio: el anillo único que controla a todos

Disponer de un sistema de medición de la calidad y cantidad de investigación que realiza un profesor universitario al que se le paga por hacer ese trabajo es algo lógico. ¿Quien se opone?
En España, la unidade de medida del Sistema Métrico Decimal de la investigación es el Sexenio.
Al principio, no afectaba más que económicamente al profesor y en todo caso, a largo plazo para alguna oposición.
Una vez aceptada "la bestia" y sometido todo el PDI (Personal Docente e Investigador: profesores, becarios, contratados, investigadores a tiempo completo,...) a su dominio; su amo, el ministerio de educación, comenzó a multiplicar los mandos de ajuste: valoración de congresos, revistas, comisiones, catalogación según el nivel de internacionalización, sometimiento a métricas externas, reconocimientos, patentes,... y posteriormente a sintonizar los mandos según sus intereses.

La bestia siempre da un número (la marca de la bestia) que se impone en la frente del fiel desde el ministerio y que sirve para clasificar al profesorado. El sexenio es el anillo que representa el poder del Señor Oscuro Wert sobre los demás anillos de poder: oposiciones, concesión de proyectos de investigación, tesis doctorales,...
Este mecanismo que debería ser empleado para detectar y promocionar a los mejores científicos, tiene en realidad una agenda oculta cuyo fin no declarado es el siguiente:
  1. Mantener la zanahoria de la excelencia investigadora delante de los burros científicos que empujan del carro de la ciencia al tiempo que los distrae para que no se den cuenta del descendimiento científico de nuestra universidad.
  2. La economía, cada vez más escasa de recursos, va centrifugando a la clase media de forma que sus restos van cayendo inexorablemente bien en los ricos (los menos) bien en los pobres. Es decir, el objetivo maniqueo es acabar con la clase media científica de forma que, al final hayan unos cuantos grupos de investigación punteros bien subvencionados al tiempo que en el camino, desaparezcan el resto por inviables. A estos, además, se les echará en cara el no haber dado la talla. Y se lo creerán. Esa es la segunda intención: apaciguar a la res viva mientras se asa a fuego lento.
Así, lo que una vez sirvió para valorar tanto la calidad como la cantidad de la actividad investigadora del PDI se ha convertido de facto en un mecanismo maniqueo de estorsión al servicio de esta agenda oculta cuyo objetivo indisimulado es proveer de carne docente a la batalla formativa de la universidad. Para ello, se puede emplear su poder no sólo para estimular al PDI via reconocimiento económico, sino via penalizaciones docentes y promociones que ya nunca llegarán o cuyo coste de acceso se eleva cada día más de forma inexorable.

El impacto económico que acompaña a un sexenio es el que pretende evitar a toda costa el ministerio. Esta es la razón fundamental de la centrifugación. Esto, unido al ERE encubierto al que se está sometiendo la universidad española, hace que cada vez la carga docente por profesor universitario vaya aumentando en detrimento de su dedicación investigadora.

Con un mecanismo único de evaluación de investigación, se está eliminando de la métrica a todos los divulgadores científicos cuyo trabajo social es tan importante y que no se valora en absoluto, se está laminando a todos los docentes que publican en revistas de educación y cuyo impacto en el criterio actual es nulo, se degrada la valoración de la ciencia nacional al menospreciar revistas no indexadas españolas y congresos nacionales, se elimina la tentación de realizar publicaciones docentes tipo manuales, libros,... Por no hablar del apartado de gestión que ahora ya no vale nada.
Resumiendo, el sexenio es un mecanismo diabólico que
  1. Pervierte las relaciones personales entre el profesorado, de forma que transforma la estancia en la universidad en una carrera por medio de la cual se intenta verter la carga docente en el resto de compañeros.
  2. Polariza y clasifica al profesorado en buenos (tienen sexenio vivo) y malos (no tienen sexenio), 
  3. Genera una sociedad clasista: clase alta tiene muchos sexenios (capataces egipcios), clase baja de esclavos docentes que sucumbe bajo los troncos sobre los que ruedan los sillares de la pirámide universitaria.
  4. Consagra el aforismo universitario de "Mi labor investigadora y mi carga docente"
  5. No valora en absoluto la labor docente dado que si cumples con los requisitos investigadoes te reducen docencia, pero si cumples con los requisitos docentes, no te la rebajan
  6. Genera un efecto diodo, de forma que la corriente de profesores puede pasar rápidamente de la parte positiva (sexenio activo) a la negativa (docencia completa), pero no se establece un mecanismo de vuelta equivalente.
  7. No existe el derecho a la redención.
  8. Cada vez la pendiente de caida va inclinándose más, polarizando cada vez más a la universidad.

    miércoles, 10 de octubre de 2018

    ERE Universitario via jubilaciones

    La Universidad es muy cara y es un servicio sobredimensionado. Realizar un ERE abiertamente pondría en pie de guerra a todo el mundo universitario, principalmente estudiantes y sindicatos al tiempo que dejaría en evidencia al gobierno.
    Por lo tanto, hay que disimular haciendo que la universidad siga en un mundo BAU (Busineses As Usual) al tiempo que se reducen sus fondos y se niega la evidencia.
    En este sentido, se impuso en el pasado una tasa de sustitución de una plaza nueva por cada 10 jubilaciones. De modo absolutamente electoralista, Mariano Rajoy amplió esta tasa de sustitución vegetativa a 1 a 1. Esta medida que parece que viene a sanear a la universidad y reverdecerla, en realidad no hace sino mantener el cuadro de descendimiento. Por lo tanto, aquellos profesores que:
    1. Abandonan la universidad porque encuentran mejores ofertas en otras universidades, empresas privadas o centros de invetigación, hastiados de la falta de oportunidades para poder desarrollar su labor docente e investigadora, no son repuestos porque sólo se reponen (ofertan nuevas plazas) aquellos que se jubilan.
    2. Se mueren antes de que lleguen a jubilarse, tampoco se reponen.
    3. Se dan de baja por incapacidad, pero no se jubilan, tampoco computan como plaza a restituir.
    Las plazas que se ofertan, son tan pocas que para cuando sale una, existe una gran cantidad de personal de investigación, contratado,... dentro del mismo departamento en el que se oferta, que tienen curricula suficiente para llevársela. Es decir, que cuando el profesor contratado gana la oposición a esa plaza de funcionario, su plaza anterior de contratado queda abandonada y por la razón primera, su plaza queda vacante y se amortiza, es decir, se pierde porque no hay obligación de reponerla. La ley no lo autoriza. Es decir, en la práctica, se permuta la plaza de contratado por la de funcionario. De facto, lo que ocurre realmente es que los créditos que impartía el profesor que se jubila, dejan de impartirse, porque el profesor que se hace con la plaza, continua con la docencia que tenía anteriormente y la dejada por el jubilado, debe repartirse entre el resto de profesorado remanente.
    Debido a la ley Wert (Mariano Rajoy), aquellos profesores que no llegan a obtener un sexenio, pasan automáticamente a 32 créditos (el máximo posible que se le puede sacar a un profesor universitario con la ley en la mano). Los profesores que llegan a los 60 años, suelen haber obtenido su plaza antes del 2004, por lo que son gestionados por MUFACE. Eso significa que son considerados clases pasivas y pueden jubilarse a los 60 años si cumplen una serie de requisitos.
    Todos aquellos profesores que tienen más de 60 años y están a 32 créditos, se jubilan. Aquí ganan todos:
    1. La universidad se deshace de un sueldo elevado (acumulación de quinquenios, sexenios, plazas de titulares,...) y cuando convoca la nueva plaza, esta tiene menos coste que la jubilada.
    2. El profesor jubilado deja de impartir la docencia que le correspondería antiguamente a un Titular de Escuela Universitaria o asociado, aunque sea catedrático. Si ha perdido el sexenio, la ley es inexorable.
    3. El nuevo profesor que gana la plaza mejora su carrera profesional al pasar de la figura de contratado a funcionario.
    4. Aparentemente la media de edad del departamento baja, pero sólo provisionalmente, aunque la mediana quede más o menos igual si el departamento es mediano o grande.
    ¿Quien pierde? El resto de profesorado que se queda en el departamento ya que tiene que hacerse cargo de TODA la carga docente abandonada por el profesor jubilado, la universidad que ve cómo va envejeciendo el profesorado por la falta de ingreso de nuevas contrataciones y en general toda la sociedad ya que un profesor que está en lo mejor de su experiencia docente e investigadora, se pierde para siempre en unos años en los que todavía podría ofrecer buenos frutos.

    lunes, 9 de julio de 2018

    El que se mueve, no sale en la foto

    El límite de saturación docente por debajo del cual no se renuevan contratos de profesorado Asociado pasaba, por primera vez en más de 10 años, del 85% al 95%, lo que implicaba la no renovación de una treintena de estas plazas a cambio de dotar a departamentos más saturados de algunas plazas más.

    Esta purga de personal non grato con carácter urgente, repentino y precipitado de la normativa que regula el límite de renovación implicara no renovaciones de profesorado asociado, especialmente tras una reciente huelga de profesorado Asociado que fue suspendida con el fin de facilitar la gestión docente y mientras se negociaba una reivindicación histórica como son los criterios de renovación de contratos (negociación que, sin embargo, quedó paralizada sine die hace más de un mes). 

    Aumentar la saturación máxima de cada departamento significa que el profesorado se reparte en proporción la nueva carga de forma proporcional a sus créditos asignados. Cuantos más créditos asignados tengas, aunque la proporción sea la misma que para un catedrático a 6 créditos, los profesores que están a 32 se comen 5 veces más carga docente y por lo tanto, son los que en la práctica acaban asumiendo esta sobrecarga de facto o al menos en mayor grado que los que están a 24 o 16 créditos.

    El sistema maniqueo vuelve a dar otra vuelta de rosca y aumenta la velocidad de centrigufación del profesorado que vuelve a ver incrementada su carga docente de forma que se acentúan las diferencias entre buenos profesores (los que investigan y se les premia con baja docencia) y malos profesores (los que por no investigar, se les carga cada vez más de docencia para poder amortizarlos). Nos cargamos el derecho a redención y las esperanzas de una gran parte del profesorado ya que cuando caes en el agujero docente, ya nunca más vuelves a salir.

    Y como de costumbre, todo a coste cero. Coste para el profesorado y cero para la Universidad que sisa plazas de asociado.