En un acto de sumisión permanente, empleando la técnica de la rana hervida, esta universidad ha ido descendiendo en la calidad de vida de sus miembros. Uno de esos detalles de descendimiento es el que me ha ocurrido recientemente. Tengo decidido que este curso que viene, me voy de la universidad.
El curso pasado estuve dirigiendo tantos TFGs, TFMs y demás que, al final, entre reducciones simbólicas por pertenecer a comisiones y estos TFGs, conseguí reunir unos miserables 3,954 créditos, que ya les vale afinar hasta la milésima. ¡Hay que tener cuajo!. A principios de este siglo, por el mismo trabajo, podrían haberme dado perfectamente el doble.
Son créditos que no me concedieron el curso pasado, pero que yo los trabajé, adicionalmente a mi docencia e investigación. Por lo tanto, es un trabajo que se me debe y que yo quería cobrarme este año, antes de irme. Porque tengo derecho a recibir la remuneración de mi trabajo. Es un caso análogo a cubrir unos créditos de un compañero, por baja laboral y que te los devuelvan en el POD al curso siguiente.
Este curso me jubilio, así que de todos los TFGs y TFMs que he dirigido el presente curso, no me darán ni un céntimo al curso siguiente, porque todo en esta universidad se paga a toro pasado. Por si acaso. Todo ese esfuerzo se lo quedará la UPV. Gratis total. Y sin el más mínimo agradecimiento.
Trabajo gratis del esclavo al que se le considera carne de aula, antiguamente, carne de cañón. Un derecho de pernada que se cobra la universidad aprovechando que te vas y no vas a poder protestar a unos sindicatos que ya no tienen interés en representante dado que ya no trabajas.
Después de años de devaluación de la docencia en esta universidad, como despedida en el último curso, no sólo me han sisado todos los créditos de TFMs y TFGs de este año, sino que además, la dirección de mi departamento, me ha transmitido que no puedo disfrutarlos en el primer cuatrimestre del curso, que es el último que estaré en la UPV.
Siguiendo la misma pauta que los kapos judíos del particular barracón en el que se ha acabado convirtiendo mi departamento, siguiendo las directrices de los directores arios del campo de concentración de la UPV, por no se sabe qué razón ambigua, tengo que "distribuirlos" uniformemente entre los dos cuatrimestres. De forma que si a los 24c que tengo que impartir, le quito los 4c de TFGs, tengo que impartir forzosamente 20 créditos, pero distribuidos la mitad en cada cuatrimestre. Es decir, 10 en el primero y lo mismo en el segundo. Segundo cuatrimestre en el que ya estaré jubilado y que al no trabajar, no podré descontármelos. ¡Pero qué listos son!
Lo suyo sería impartir 12c en cada cuatrimestre y cobrarme los 4c de TFGs que trabajé el curso pasado, antes de irme, es decir, en el primer cuatrimestre. De esta forma sólo tendría que impartir realmente 8c en el primer cuatrimestre y dejar los 12c disponibles para mi sustituto en el segundo. No me están regalando nada. Simplemente estoy cobrando el trabajo adicional que ya realicé el curso pasado y que no me pagaron en el curso pasado. Sin tener en cuenta los que se llevarán también de este.
En el último año docente de mi vida... todavía tienen que darse a conocer por dos miserables créditos. ¡DOS CRÉDITOS! de las docenas de miles que se imparten en la universidad.
Lo que más me molesta no es sólo la avaricia de una universidad que no es capaz de tener un pequeño detalle de despedida con un profesor, sino las actitudes de determinados compañeros que la han interiorizado. Ni tan siquiera está pidiendo un favor, sino sólo recuperar simplemente lo que es suyo del año anterior y que no me pagaron en POD. Tras años de felicitaciones docentes, felicitaciones por los 25 años de permanencia en la UPV, tantas palmaditas y peloteo en la espalda... a la hora de la verdad, aquí tenéis el amor del amo: agua en cesto de mimbre.
Me molesta la actitud de mis propios compañeros de universidad que no pueden acceder a que gaste los créditos en el cuatrimestre que quiera. Pensaba que era libre, pero ahora soy consciente de que estaba estabulado en un corralito del que desconocía los límites porque nunca necesité moverme.
Me molesta que me obliguen a "distribuirlos" entre cuatrimestres obligatoriamente, no sabemos por qué extraña razón, cuando durante años, he tenido siempre los cuatrimestres con distribuciones asimétricas de clases y a nadie le pareció importarle. Es más, compañeros han acumulado docencia en un cuatrimestre con el fin de liberar otro y poder realizar estancias en universidades extranjeras. De hecho, este curso imparto docencia en el segundo cuatrimestre por un total de seis créditos y a nadie parece importarle lo más mínimo. ¿Me quieren decir que el curso que viene no puedo impartir en un cuatrimestre "sólo" ocho?
Ciertamente, no me esperaba esta jugada de la universidad, y en concreto de mis propios compañeros de departamento, pero viendo su usura durante años, viendo que siempre que puede, intentará sacarme los higadillos, no esperaba esta "caricia" el último año de mi permanencia aquí. De hecho, esto no es más que la confirmación de mis sensaciones y un acicate que me motiva a dejar este trabajo lo antes posible y con más ganas aún. Me voy con la cabeza bien alta, tirando al suelo el puñado de dólares que también pretendéis sacarme. Por un puñado de dólares.
Doy gracias por haberme dado cuenta a tiempo de que este centro de trabajos forzados no merece que yo le dedique el precioso tiempo de los mejores años de lo que me queda de vida. No se los merece. Nada me ata ya aquí.
Adiós.

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