En muchas universidades, se ha implantado la metodología de la
reforma Bolonia por la cual ahora hay que seguir metodologías activas,
evaluación continua,… lo cual conlleva muchas más evaluaciones de
prácticas, test constantemente, tareas de clase,… y para colmo, todo
ello mediatizado por las TIC.
Ahora todo se hace en electrónico y hay
que acceder a través de servidores webs que centralizan, analizan y
monitorizan todo. La gestión se enlentece, se hace más burocrática y
además la puedes hacer en casa por si no te da tiempo a hacerla en el
despacho, pudiendo así extender tu jornada laboral ad infinitum. La
asignación de créditos no se reduce a pesar del incremento en gestión de
las asignaturas. De nuevo, cero para la universidad y coste para el profesor.
Como además ahora somos muy modernos y queremos una universidad de
calidad, los círculos de calidad, los sellos ISO9000 y demás se imponen,
hay que dedicar esfuerzo a determinar marcadores de calidad,
monitorizarlos, garantizar su trazabilidad para justificar las métricas
en las auditorías,… Y ya no es sólo tener que registrar todo esto de
forma enfermiza tipo Gran Hermano,
sino que además te bombardean con insistentes encuestas para valorar tu
opinión acerca de los servicios, satisfacción,…
Todo esto lleva
considerable tiempo. ¿Cuantos créditos me reconocen por esta nueva tarea
que yo no he solicitado y que me quita tiempo de investigación? De
nuevo, la universidad se pone el sello a coste cero. Cero para la
universidad, coste para el profesor.
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