- En el principio, no había nada y dios estado dijo: "Hágase el sexenio de investigación". Y vio el dios estado que era bueno. El sexenio de investigación premiaba a los profesores que investigaban quitándoles un crédito de docencia y añadiendo un complemento en el sueldo de 100 euros en números redondos de por vida. Esto tuvo un efecto colateral, insertó en la mente de todo el PDI tres leyes divinas:
- Si investigas y haces la voluntad de dios, te quitaban docencia, pero si dabas bien las clases, no.
- Que si no dabas bien las clases, tampoco te quitaban docencia.
- Que debías ser medido por tus resultados, aunque, de momento, las consecuencias no eran desproporcionadas.
- Y entonces el dios estado instauró el quinquenio docente, de forma que si se cumplían determinados criterios de calidad docente, cada cinco años, se añadía un complemento en el sueldo de 100 euros en números redondos de por vida. Pero no quitaban créditos por tal concesión. Los criterios para obtener el quinquenio docente son tan laxos que en la prácticas es prácticamente imposible que no lo concedan a un profesor. Muy mal ha tenido que hacerlo para que lo penalicen. Pero en un año, puede recuperarse fácilmente, por lo que en la práctica, este quinquenio no reconoce nada y se convierte de facto en un aumento de sueldo encubierto cuando el estado lo sisa por otro lado congelando el sueldo de los funcionarios. Es una situación fruto de la picaresca de ambas partes: el estado y sus funcionarios.
- Así las cosas, entre el PDI comenzó a circular la popular frase: "Mi labor investigadora y mi carga docente". Eran tiempos de buena voluntad en el que había un estatus quo consistente en que el profesor investigaba, si lo hacía bajo determinados criterios, le aumentaban un poco el sueldo y le quitaban un crédito. Todo más bien simbólico. Si no se realizaba una labor de investigación de determinado nivel, no pasaba nada y cada uno seguía en su sector haciendo la actividad propia de cada área de investigación o decente. Un profesor que investigaba de acuerdo con los criterios divinos, podría llegar al final de su vida laboral a impartir hasta 16 créditos, mientras que el que no lo hacía bajo preceptos divinos, se quedaba en sus cómodos 22 créditos. Pero la lluvia de financiación de la investigación, regaba a todos por igual.
- Pero hete aquí un día que la avaricia del estado, en connivencia con la de la banca y bajo la complicidad de todo el mundo, hinchó artificialmente una burbuja económica hasta tal punto, que estalló. Fruto de las salpicaduras de aquella explosión, el carro del estado quedó seriamente dañado y las cosas cambiaron para siempre. Pero esto lo contaremos en el siguiente capítulo del génesis.
Análisis del decaimiento de la Universidad Española como consecuencia del declive energético mundial. Prácticas con las que intentan taparnos la cara mientras descendemos desordenadamente, cada uno como pueda.
miércoles, 23 de enero de 2019
En el principio, no había nada
La secuencia de dominio del Personal Docente e Investigador (PDI) en la universidades públicas primero y en las privadas después, consistió en esta secuencia:
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