Existe mucho trabajo oculto, muy mal valorado, alrededor de la docencia que no se aprecia ni por parte del alumnado ni por parte de las instituciones. Ese trabajo se mueve alrededor de la formación del profesorado, pertenencia a comisiones de seguimiento de la docencia, coordinación intra y extra asignaturas, planteamiento de nuevas guías docentes, metodologías de aprendizaje, actualización de temarios, planteamiento de contenidos de nuevas titulaciones, asignaturas,… y en general tiene que ver con las inquietudes docentes del profesorado inconformista que pretende mejorar de año en año la docencia, el aprendizaje de los alumnos, las tasas de aprobados y aprovechamiento del alumnado,…
Con el incremento de la docencia experimentado, el tiempo que queda disponible para estas tareas es tan pequeño, que no hay posibilidad de dedicarse más que a la gestión obligatoria de las asignaturas, ya de por sí incrementada en los años precedentes: gestión de guías docentes, introducción de notas vía telemática, impresión y gestión de actas, revisión de exámenes, corrección de numerosas pruebas parciales (aprendizaje progresivo lo llaman en el plan Bolonia) e infinidad de otros temas bien conocidos por los que leen estas líneas. En otras palabras, Bolonia queda enterrada y los procesos de mejora continua de la calidad docente también.
A este aspecto, hay que añadir que, con el aumento de las tasas académicas y la pérdida de alumnado por la caída de la natalidad, se produce un efecto perverso en la práctica consistente en incrementar la presión de los centros sobre el profesorado para no suspender a los alumnos. Cuantos más suspendan, mayor será la tasa de abandono o la cantidad de créditos matriculados al año que viene. De dicha cantidad depende en buena medida los ingresos de la universidad y por lo tanto, del centro. Obviamente esto se disfrazará bajo los eufemismos de mantenimiento del rendimiento académico, de la mejora de la productividad y demás palabros deslumbrantes que, bajo la picaresca española, se convierten en sandeces que no intentan otra cosa sino mantener los ingresos a toda costa en un escenario de sálvese quien pueda.
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